Raúl Santiago plantea darle
la vuelta a la enseñanza: que los niños aprendan con vídeos y luego lo pongan
en práctica en clase con el profesor. Ha considerado que "hay que
convertir las aulas en espacios de aprendizaje, no de enseñanza", basada
en un método de aprendizaje que se basa en darle la vuelta al proceso
educativo, haciendo que el profesor deje de ser
un "explicador" para ser un "dinamizador".
Mientras que el modelo
actual de enseñanza se basa en la trasmisión de la información desde el
profesor hacia los estudiantes, el modelo del Aula Invertida usa las TICs
(Tecnologías de la Información y la Comunicación) para proporcionar recursos a
los estudiantes. Se basa en que los estudiantes reciban la explicación en un vídeo en casa para que,
luego, la tarea del docente en el aula se centre en profundizar en el
conocimiento y ponerlo en práctica.
El profesor, por tanto,
aparecería en ese segundo nivel, después de que se ha recibido una primera
explicación con un vídeo. Éste, en
los niveles a partir de Secundaria, se visiona en casa, pero eso, ha
señalado Santiago, lejos de aumentar el tiempo de tarea en casa lo reduce. "Cuando
ves el vídeo no estás sustituyendo al profesor, estás comprendiendo las bases
del contenido, para luego desarrollarlo" en
el aula con el docente.
De este modo, "se da la vuelta" al sistema educativo, porque los
ejercicios que, tradicionalmente, se hacen en casa "causando
problemas porque el alumno no lo entiende y su familia no le puede
ayudar", se hacen en el aula; y el tiempo de explicación que,
normalmente, se pasa en clase se desarrolla en casa, con un dispositivo.
Otra ventaja para Santiago
es que se eliminan las "irrupciones" de los alumnos
de clase (hablar con los compañeros, no seguir la explicación) porque "el
alumno está ocupado con un proyecto cooperativo" y está
"motivado", lejos de distraerse o aburrirse.
El vídeo, ha afirmado, "les
permite parar, rebobinar, verlo de nuevo", y el profesor queda
como algo "más valioso", ha señalado al tiempo que ha
subrayado que supone "acercarnos al siglo XII", porque la
Educación "no ha evolucionado, se hace igual desde Galileo".
Hay que pasar de una forma
pasiva y enlatada a métodos más activos, a algo que involucre a los alumnos.
Hay mucha investigación que arroja este simple hecho: el aprendizaje activo es
mejor. Cualquiera que sea su contexto, nivel económico, estatus o raza, todos
los estudiantes se implican más cuando el aprendizaje requiere su
participación. Los profesores que han adoptado metodologías activas están
encantados y ninguno vol-vería atrás.
Está claro que el currículo
y la evaluación son importantes. Sin ningún género de dudas hay que revisar lo
que hemos enseñado durante años o incluso siglos, la forma en que evaluamos es
importante e implica responsabilidad, pero, después de déca-das de reformas,
resulta que la escuela no ha cambiado de forma significativa. Así pues, debemos
repensar la forma en que enseñamos. Necesitamos cambiar las clases, las
escuelas, incluso los sistemas, para adaptarlos a un aprendizaje activo. Para
ello, debemos seguir unos principios básicos:
• Apoyar la personalización, el aprendizaje individual
a gran escala.
• Preparar a los estudiantes para un futuro que
aún no conocemos versus un pasado que desaparece a toda velocidad.
• Ser flexibles ante grandes cambios, que
además se producen muy deprisa
.• Permitirnos seguir utilizando lo que de
verdad funciona en educación y eliminar aquello que ya no sirve
.• Basarse en el aprendizaje activo, que
involucra y hace dueños de su propio aprendizaje a los estudiantes.
• Ayudar a desarrollar profesores y estudiantes
de calidad.
La buena noticia es que este
sistema ya existe. Se trata del Flipped Learning 3.0, un modelo educativo que
está cambiando la manera de entender las clases, las escuelas y los sistemas en
todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario